por Juan Francisco Bascuñán Director de Planeta Sostenible
Texto leído en el lanzamiento del libro “El viaje en paracaídas, Prefacio Ilustrado de Altazor” de Vicente Huidobro, con ilustraciones de Cristina Arancibia
Museo de Santiago, Casa Colorada
17 de abril de 2013
Quisiera partir esta presentación recordando lo que quizás sería uno de la mayores aportes que el siquiatra Carl Jung hiciera al conocimiento de la psiquis humana.
Antes de morir confesó que una de las cosas más importantes que aprendió fue aceptar en su vida, su “propio lado oscuro”. No reconocerlo, lo único que hace, es proyectarlo en los demás como una sombra inconciente. Vemos en los demás lo que no aceptamos en nosotros, o como dice el dicho popular:
“todo ladrón ve en el otro al de su misma condición”.
Jung decía que no hay un conflicto radical entre el bien y el mal, solo hay una polaridad.
Bien y mal son las dos caras de una misma moneda.
El mal es necesario porque nos da la posibilidad a los seres libre de desarrollar el bien, al igual que el estiércol contribuye al aroma de la rosa.
El mal debe aceptarse, amarse, iluminarse transformarse y así sobrepasarlo.
Una persona sabia no es el que no siente culpa, miedo o egoísmo, dice Jung, esos son solo sabios de piedra.
El hombre sabio es el que siente ello y no se avergüenza, no se recrimina por sentir su lado oscuro.
Y Vicente Huidobro fue una de esa personas que vivió intensa y profundamente sus dos lados: luminosos y oscuros, vivió sus luces y sombras, sin vergüenza.
Fue egocéntrico, muchas veces irresponsable familiarmente, competitivo, descalificador con sus contemporáneos poetas como Pablo Neruda y Gabriela Mistral.
Pero por otro lado fue directo, lúcido, claro, y por sobre todo valiente.
Tuvo la suerte de saber, desde muy temprano, cuál era su lugar en el mundo.
Y entre seguir el destino trazado para un joven rico de principios de siglo,
invirtió quizás en lo más importante…en aquel lo que hace superar la polaridad del bien y el mal, aquello que ilumina la fealdad y la desarmonía en el mundo.
Apostó por el arte, y en su caso por el desarrollo de una exquisita poesía.
En muchos aspectos se adelantó a sus tiempos. Solo basta leer sus manifiestos políticos los que están completamente vigentes hoy.
Hay que desarticular a los viejos políticos que viven por el poder y no por representar a quienes los eligieron. Hay que darle espacio a los jóvenes…
En 1925 escribía
“…
Se diría que nadie cree en una regeneración posible, por eso
nosotros queremos demostrar que hay un grupo de jóvenes
dispuestos a dejarse matar, si es necesario, por crear un Chile
nuevo y grande….que se vayan los viejos y que venga una juventud
limpia y fuerte, con los ojosiluminados de entusiasmo y esperanza.”.
No es esto, uno de los principales temas que discutiremos este año durante el transcurso de las elecciones presidenciales?
No es esto lo que dijeron los 100.000 estudiantes congregados en la marcha de la semana pasada?
Y claro, Vicente Huidobro se adelantó por su puesto a sus tiempos poéticos escribiendo Altazor.
No fue genial que en vez de hablar del típico viaje de liberación hacia al cielo lo hiciera al revés: un viaje desde el cielo a la tierra.
Una caída en donde el hombre evoluciona.
En donde al descender se va liberando de la razón; la explicación; la
conceptualización…
Altazor es una viaje hacia la iluminación porque las palabras dejan de significar para convertirse solo en sonidos sin significados, en vibraciones, en mantras, onomatopeyas, ya no son intermediarias con la realidad, no la interpretan, son la realidad. De allí quizás nace su afirmación: poeta no cantes a la flor sino hazla florecer en el poema.
No es magia eso de destruir el lenguaje tal como lo entendemos para
transformarlo en energía?
No es valiente sacarle el disfraz a las palabras, quitarles “maya” com
o dicen en el Hindustán y ver las cosas en su estado esencial?
Y de dónde sacó todo esto Huidobro?
Creó el creacionismo?
O solo re-descubrió algo que ya estaba escrito mucho antes?
Que estaba resuelto mucho antes por la primeras naciones que habitaron
América?
Se cuenta que fue un sabio aymara quien le reveló el secreto:
“el poeta es un dios. No cantes a la lluvia, haz llover”.
O de otra forma, los seres humanos tienen un poder gigante, pueden transformar la realidad.
Aléjate entonces de la palabra,
aléjate de la explicación, de la mente lineal.
No lo creas a la razón, que ella fue inventada hace solo unos siglos y solo ha hecho vernos fragmentados, desintegrados de la naturaleza, fuera de la red de la vida.
Aléjate de la palabras como dice
R. Tagore-el premio Nóbel hindú-( maestro de Neruda y de Gabriela Mistral) que la palabra solo es un sistema de traducción, inexacto y que muchas veces nos hace equivocarnos.
Esto lo escribe en su cuento
“Saba”, que relata la historia de una niña muda, que no podía hablar con los seres humanos pero si con los animales, ríos y montañas.
Ellos se entendían no por el lenguaje humano sino por la comunicación directa, la voz de la naturaleza.
Sabatenía unos enormes ojos negros y Tagore escribe:
“…Unos ojos negros de una niña muda no necesitan traducción alguna, el
espíritu mismo echa su sombra sobre ellos , en los ojos, el pensamiento se abre y se cierra, resplandece o se apaga en tinieblas, pende sereno, como la luna poniente o como el súbito y nervioso relámpago,
ilumina todos los rincones del firmamento….”.
Las palabras, como las mías ahora, solo establecen límites, líneas fronterizas con la realidad pura y desnuda.
Quizás por eso el libro Altazor termina con palabras sin significado, solo con sonidos.
Alatazor al final de su viaje se libera de la ilusión que crea la mente.
Ya no hay arriba ni abajo.
Ya no hay un centro ubicable porque no hay límites desde donde ubicar el
punto del medio, no hay bordes.
Allí, en ese estado de absoluto que el Upanisshad llama uno sin segundo, todo es posible.
Cuando la mente se acalla ya no hay intermediación con la realidad, somos la realidad.
Por lo tanto el pensamiento influye sobre la realidad, la constituye.
Somos magos o antimagos o pequeños dioses.
Huidobro creó nuevas realidad en sus poemas y quiso crear nuevas realidades en política.
Pero este secreto ya se sabía, antes, mucho antes que Huidobro naciera.
El sabio aymara perteneciente a las primeras naciones se lo había revelado.
Aquellos que han tenido la experiencia mística de la unidad ya sea a través de la meditación, las plantas sagradas, los sueños lúcidos, la describen como una experiencia de fundirse con el todo y es allí donde todo es posible, es allí donde el pensamiento crea lo que queramos.
Ejemplo de ello son los experimentos de Emoto en donde se comprueba que el pensamiento altera la composición de las gotas de agua o las experiencias en India con la agricultura yoga orgánica en donde se ha demostrado que la meditación influye en el crecimiento de las plantas.
Cuando Huidobro hablaba de ser un pequeño dios, de crear nuevas realidades poéticas y políticas, creo se refería a esto. Él se encontraba en un nivel de evolución y conciencia mayor.
Porque el arte y la poesía no son más que otros medios de intentar
alcanzar la totalidad, esa experiencia primordial que está en la base de todas las tradiciones espirituales de oriente.
En este contexto quisimos rendirle un tributo al trabajo de Vicente Huidobro editando el prefacio de Altazor.
Prefacio que por si mismo tiene una autonomía.
Esta edición quisimos hacerla atractiva para invitar a leer a los niños, niñas y jóvenes de nuestro país.
Por ello ocupamos el formato del libro álbum en donde imagen y texto se funden para conformar múltiples interpretaciones.
Para lograr esto debíamos encontrar una artista que tuviera la lucidez, talento y valentía de ilustrar los versos de Huidobro y ella es Cristina Arancibia, aquí presente, a quien le reconocemos nuestra más profunda admiración y agradecimiento de haber aceptado la invitación de ilustra el viaje en paracaídas.
Finalmente a nombre de los equipos de Krakovia Producciones y Planeta Sostenible queremos agradecer el apoyo prestado por la Fundación Huidobro en especial a Vicente García Huidobro y Liliana Rosa,
Alencargado del Museo Casa Colorada, Andrés Mosqueira
Felicitar el trabajo de S Comunicación visual: Sebastián Olivari y Verónica
Santana.
Gracias