Un mundo más veloz, más cuestionador, más de entender procesos que de memorizarlos. Las nuevas tecnologías han traído consigo un cambio que incluso se traspasa a la forma en que se aprende. Conversamos con el Doctor Roberto Araya, experto en la aplicación de nuevas tecnologías en la educación, sobre lo que viene y lo que ya existe en ese rubro.
En 2012, de entre más de cien investigaciones de diferentes países del mundo, evaluados bajo los más altos estándares de calidad y transparencia dentro de la Décima Conferencia Internacional de Avances en el Aprendizaje Basado en la Web (ICWL 2011), el ganador del Premio al Mejor Trabajo fue un chileno. Roberto Araya, doctor en Ingeniería eléctrica de la Universidad de California (Los Ángeles, Estados Unidos) e investigador asociado del Centro de Investigación Avanzada de Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, presentó la ponencia “Estrategias usadas por estudiantes en Juegos Online Multijugador Masivo en Matemáticas”.
El evento, realizado en Hong Kong, es conocido a nivel global como un promotor de investigaciones de punta en el uso de la web y tecnología para mejorar el aprendizaje escolar. El Doctor Araya fue el único representante de Latinoamérica. Su ponencia, basada en proyectos Fondef y Fondef Tic-Edu, presentó conclusiones extraídas de miles de estudiantes que habían participado en torneos de juegos on line, desarrollados por él y su equipo, como “Sorpresas Mágicas”, que contiene elementos de aritmética, fracciones, álgebra y estadística, desarrollando de paso habilidades de razonamiento lógico matemático y de modelamiento.
El premio sirvió para validar un trabajo que el doctor Araya venía desarrollando hace años. Una tendencia además que va en crecimiento y que incorpora también el uso de TICs en la educación, un tema que debido al creciente aumento del uso de dispositivos electrónicos en el mundo, ha sido incluso incorporado por Organización de las Naciones Unidas, o UNESCO, a través de un programa especial.
“Con la tecnología digital y de telecomunicación no solo se puede hacer un seguimiento de lo que cada estudiante hace en cada instante, sino también desarrollar una nueva forma de enseñanza y aprendizaje mediante la interconexión masiva y sincronizada de estudiantes en juegos multijugador en torneos interescolares”, explica el doctor Araya, quien además es Magíster en Matemáticas Aplicadas de la Universidad de Chile. Agrega que la competencia por equipos y la cooperación entre compañeros podrían lograr un aprendizaje mucho más atractivo y aplicado a la vida real. “También puede tener un gran impacto comunicacional que ayude a aumentar la valorización y el reconocimiento social de quienes se dedican a la matemática y las ciencias”, señala.
Porque, según explica el doctor Araya, los tiempos han cambiado y es necesario ponerse al día. En ese sentido, la tecnología es un agente de cambio, pero también presenta muchos desafíos. Especialmente en educación: “Antes los estudiantes anotaban, memorizaban, la actitud del estudiante era un rol más bien pasivo. Ahora, en este siglo, se está pidiendo un rol más activo, que no ha sido simple”.
Si bien el uso de dispositivos electrónicos como tablets y smartphones pueden ser un apoyo, también representan, explica, una competencia para el profesor, ya que mal utilizados generan distracciones. Frente a esta situación, los docentes tienen que hacer actividades que sean atractivas para los estudiantes, que los motiven a aprender. “El desafío está en cautivar la atención del estudiante, para que haga lo que queremos que haga y no se ponga a hacer otras cosas que también le dan estos mismos aparatos y dispositivos electrónicos”, comenta.
“La evidencia empírica muestra que los estudiantes, efectivamente cuando están ellos haciendo las cosas, aprenden mucho más (…) Es como aprender a bailar, no sacas mucho con tener clases teóricas, porque escuchando y anotando no puedes aprender a hacerlo”, afirma el doctor Roberto Araya y añade que esto pasa especialmente con contenidos relacionados con ciencias y matemáticas.
Un desafío importante, destaca, al que la mayoría no está acostumbrado: “Es algo relativamente nuevo y la gran mayoría usa la tecnología de forma muy pasiva, como buscar información por ejemplo. Uno como profesor no sabe muy bien en qué está cada estudiante, qué están logrando o no. Surgen esas dudas, por lo tanto se requieren nuevas herramientas para poder manejar una clase. Hay enormes oportunidades, mucho que ganar, pero no es fácil”.
Un punto que juega en contra de un cambio en la educación, orientada al uso de las TICS y nuevas tecnologías, es la cantidad de alumnos por curso. Es la cantidad, explica, la que hace que sea más fácil hacer una clase tradicional, donde el profesor habla y el alumno anota.
“Acá hay nuevas oportunidades y también un cambio en la manera de hacer las cosas. Requiere una planificación mucho más detallada, mucho más cuidadosa, es otra modalidad”, especifica el experto y agrega que no se trata solo de aplicar nueva tecnología, sino de cambiar mecanismos y desarrollar nuevas formas para entregar los contenidos. Un trabajo nada simple.
De hecho, junto a un equipo de investigadores de la CIAE preparan un proyecto que involucra cuatro sesiones de clases de 90 minutos cada una, proyecto que les tomará cerca de un año de diseño. “Este es un cambio importante. Si uno no lo hace bien, los resultados pueden ser peores, porque el estudiante se puede poner a hacer otra cosa”, asegura.
“El uso de tecnología puede ayudar bastante a ‘nivelar la cancha’ (…) puede ayudar el comprar un computador para cada niño y niña, cargado con software, pero es mucho más que eso. Requiere una planificación, un cuidado, monitoreo, en fin, un soporte permanente”, señala.
El experto usa como ejemplo un televisor. No porque alguien vea mucha televisión va a aprender sobre algún tema, depende de qué vea. Y en ese punto es clave la comunicación que padres y profesores tengan con el estudiante, para saber en qué usó los dispositivos o establecer algún punto que no haya quedado claro de lo aprendido.
Para obtener estos datos existen también algunos programas. “La máquina es capaz de decir cuáles son las mayores dificultades que presenta una persona en distintas áreas, qué puedo hacer para mejorarlas, qué parte del currículum está débil y cómo apoyarlo”, agrega el investigador y recalca la importancia del rol activo que puedan tener padres y profesores frente al estudiante, manteniéndose informados. “Ahí es donde hago la diferencia”, afirma, “la tecnología está ahí, permite muchas posibilidades, pero si uno está ciego, el profesor, los apoderados, es muy probable que eso tenga efectos peores que la educación tradicional. Aquí si pierdo el control”.
Un mecanismo usado en el uso de TICs en educación, por ejemplo, son los juegos en línea. Así, en el Primer Torneo Latinoamericano de juegos on line de Matemáticas y Ciencias, realizado en junio de 2011, participaron cerca de 10.000 estudiantes, incluyendo además de Chile a representantes de Guatemala, El Salvador, Ecuador, Argentina, Panamá, y Uruguay entre otros.
“Cuando es un juego social, cuando son equipos, en este caso un curso, nos ayudamos, jugamos, cooperamos, participamos sincrónicamente en línea durante la clase. Se logra primero que todo un entusiasmo, un interés mucho mayor. Y hemos visto que eso ayuda mucho a nivelar la cancha porque los que más mejoran ahí son los estudiantes que no son tan buenos, y muchas veces su problema era motivacional”, destaca el doctor Araya.
Finalmente, especifica, el uso de TICs en educación ayuda a desarrollar nuevos caminos, más acordes con el mundo que les espera a las nuevas generaciones. “El mundo está cambiando enormemente (…) Muchos trabajos que existen van a desaparecer, se van a requerir otras capacidades, como preguntarse, no aceptar las cosas como son, construir explicaciones con modelos, hacer predicciones. Habilidades que hoy no se desarrollan mucho porque estamos acostumbrados a repetir hechos, nos tanto cuestionarlos o buscar nuevas explicaciones, nuevos modelos”, comenta el doctor Araya y concluye: “Viene un cambio enorme, entonces es importante cómo incorporaremos el uso de las tecnologías para poder subirnos a este nuevo mundo, llevar ahí a nuestros niños”.