Compartimos una nueva columna de José Leal, Ingeniero Civil Industrial, investigador y docente del Centro de Análisis de Políticas Públicas (CAPP) de la Universidad de Chile.
Uno de mis alumnos plantea en un ensayo un punto álgido en el desarrollo del país: la falta de una agenda sólida de desarrollo científico y tecnológico acorde con los desafíos que se plantean al país en muchos dominios, aunque con especial fuerza en la temática ambiental. La OCDE lo ha hecho notar con severidad. Las amenazas planteadas por el calentamiento global, aún cuando ha sido cuestionado en alguna dinámica verbal proveniente de uno de los países responsables, contrariando la evidencia científica, se están manifestando de manera dramática en nuestro país. Es decir, se trate de un cambio climático (resultado de algún ciclo natural) o el cambio climático (por la expansión de las emisiones de CO2 a la atmósfera a causa del desarrollo), en Chile se está viviendo una realidad que ha provocado situaciones catastróficas en las últimas décadas.
Así, los aluviones de hace unas semanas y los incendios forestales de hace unos meses, fenómenos que se están haciendo recurrentes con cada lluvia y cada ola de calor, tienen que ver con la prolongada sequía que se ha adueñado del país desdé hace dos décadas. La sequía ha significado una pérdida de glaciares, menos nieve en la alta cordillera y por lo tanto cada lluvia se transforma en un aluvión o avalancha que arrastra lodo, piedras, arbustos y todo lo que encuentra a su paso. Otro efecto ha sido una mayor turbiedad que ha complicado la disponibilidad de agua potable. Las imágenes del Cajón del Maipo han sido elocuentes. Respecto a los incendios, aparte de algunas abominables acciones incendiarias, también tienen que ver con el déficit pluvial. O sea, la sequedad que se adueña de la vegetación, haciendo vulnerables las masas arbóreas.
Todo esto debería ser materia de investigación, sobre todo en estudiar los efectos de largo plazo de procesos como el calentamiento global y la estrategia de desarrollo, concluye mi alumno. Cabe señalar que aquí no sólo cabe el esfuerzo nacional en cada país individual, sino la colaboración en materias donde hay conocimientos relativos superiores en otros países con problemas similares. En otro plano, el estudio en serio de las técnicas tradicionales o ancestrales puede ser una manera de paliar algunos efectos del calentamiento global, incluyendo técnicas constructivas, gestión de las pequeñas cuencas, aprovechamiento del agua, medicina, fuentes de energía y otros.
Un aspecto clave en avanzar en desarrollo científico y tecnológico radica en la acción del estado. No es sólo un tema que compete a la academia. El reciente informe país del estado del medio ambiente en Chile (2017), producido por la Universidad de Chile, plantea recurrentemente la carencia de información para analizar algunos fenómenos que tienen que ver, por ejemplo, con la diversidad biológica, los efectos de la contaminación o las consecuencias de la sobre explotación de recursos. Aún cuando siempre las quejas del mundo académico se confunden con un deseo de buscar que se les escuche al momento de solicitar fondos, existe en nuestro país un déficit de información que se hace patente en muchos campos. Si no hay un esfuerzo real en C&T no habrá mejoras en el conocimiento y abordaje de los desafíos ambientales.