Eduardo Pavez: “La contemplación de la naturaleza nos enseña sobre nosotros mismos” – Planeta Sostenible

Eduardo Pavez: “La contemplación de la naturaleza nos enseña sobre nosotros mismos”

Conversamos con el presidente de la Unión de Ornitólogos de Chile (UNORCH) y fundador del Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces, sobre el estado de la avifauna chilena, sus principales problemas y cómo generar mayor conciencia en las nuevas generaciones respecto de su cuidado. Un camino que, asegura, pasa por acercar más a niños y niñas al entorno natural, para combatir la desconexión actual que existe entre el ser humano y la naturaleza. “Eso no se aprende, eso se tiene que sentir. Ese es el desafío”, afirma.

A lo largo y ancho de Chile conviven un total aproximado de 479 especies de aves, de las cuales 12 son endémicas y 33 estarían en peligro de extinción, según el informe “Globally threatened species in Chile”, de BirdLife International. Durante su carrera profesional, el médico veterinario, presidente y socio fundador de UNORCH (http://aveschile.cl/), Eduardo Pavez, se ha dedicado a estudiar y proteger la avifauna nacional. Tanto así que fundó y dirigió durante 17 años el Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces, desempeñándose actualmente como co director del Programa Binacional de Conservación del Cóndor Andino Chile-Argentina.

Una persona importante en su vida y en la creación de UNORCH, destaca, es el profesor suizo Guillermo Egli, quien en 1984 hizo una convocatoria, a través de la revista Naturaleza, para conformar un grupo, el que en un comienzo se constituyó como la sección chilena del “Comité Internacional para la Protección de las Aves (CIPA-Chile). “El objetivo fundacional fue aglutinar los intereses de un grupo, en ese momento pequeño y disperso, de amantes de las aves. Así comenzamos a reunirnos una vez al mes para conversar de aves, compartir observaciones y fotografías. Con el correr de los meses, el grupo fue creciendo y se fue consolidando, siempre gracias al tremendo poder aglutinador y la energía de Guillermo Egli”, recuerda Eduardo Pavez.

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Eduardo Pavez

En 1987 la agrupación se formalizó y nació UNORCH, como una corporación sin fines de lucro, cuyo objetivo principal era promover la conservación y protección de las aves y de sus ambientes; su estudio e investigación, así como también la difusión y educación a la comunidad nacional.

Desde entonces publican la Revista Chilena de Ornitología y organizan diversos encuentros, donde destacan los Congresos Chilenos de Ornitología, cuya XII versión tuvo lugar entre el 21 y el 23 de noviembre de 2017 en Santa Cruz. Además, como parte de su labor crearon en 1990 el Centro de Rehabilitación para Aves Rapaces (CRAR) en la comuna de Talagante. El primer centro de rehabilitación de fauna nativa creado en Chile.

Desde su creación a la actualidad, el CRAR ha recibido más de 2.500 ejemplares correspondientes a más de 15 especies, contando hoy en día con una población aproximada de 100 individuos de 14 especies diferentes (rapaces y carroñeras), tales como: cóndores, águilas, halcones peregrinos, cernícalos, lechuzas blancas y tucúqueres, entre otras.

Claro que las aves rapaces no son las únicas que se han visto afectadas por el avance de las ciudades y el llamado cambio climático. Si bien Eduardo Pavez explica que aún hay poca evidencia objetiva respecto de efectos concretos de esta situación en las aves chilenas, en los últimos años han podido observar algunos fenómenos, como que la reproducción, que tendía a concentrarse en ciertas épocas del año (primavera y verano), se ha extendido incluso al invierno. “Es un ámbito complicado y en el que se podría especular mucho, pero hay que ser cuidadoso”, asegura.

Teniendo en cuenta este marco de incertidumbre, señala que existen algunos cambios que han podido visualizar, como el aumento de las temperaturas y de las lluvias en zonas altas de la cordillera, donde en lugar de precipitar nieve, cae agua debido a que la Isoterma 0 se puede ubicar a gran altitud. Situación que provoca grandes crecidas en los ríos que arrasan con sus cauces, generando un impacto en la ecología de los ríos, específicamente en la dinámica poblacional de algunas especies de aves como el pato cortacorrientes.

Los actuales “enemigos” de las aves

Pato Cortacorrientes

Pato Cortacorrientes

Ahora bien, sin ánimo de hacer un ranking, sino de mencionar algunas situaciones que han perjudicado a la avifauna nacional, Eduardo Pavez comenta que un tema complejo al que se enfrentan en general animales y vegetales nativos son las especies invasoras. “Y son un problema muy difícil de controlar”, destaca el especialista, ejemplificando con el caso del visón americano, “desastroso para las comunidades de aves que viven en humedales en la zona sur de Chile. Incluso especies nativas introducidas a lugares que no les son propios, pueden ser muy dañinas, como ocurrió con la introducción del zorro chilla a Tierra del Fuego, causando desastrosas consecuencias para el canquén de cabeza colorada, un ganso salvaje que hoy está en serio peligro. Ejemplos hay muchos”.

El presidente de UNORCH destaca además que, como uno de los países con una avifauna marina más rica y abundante a nivel mundial, es fundamental que la actividad pesquera no amenace los recursos marinos y por consiguiente a las aves de la zona.

Por otro lado, los bosques, especialmente en la zona centro sur, han sido devastados. Si consideramos que hay toda una comunidad de animales, incluidas aves, que se asocian a ellos, “desde este punto de vista la empresa forestal hoy día tiene una gran responsabilidad”, señala y agrega que una plantación de pinos o eucaliptos no necesariamente es un bosque, pero puede llegar a parecérsele si se incorporan criterios de manejo adecuados.

“En fin, hay muchos enemigos y sería largo seguir enumerándolos y riesgoso decir qué es más importante. Casi todos estos problemas aún son abordables, la solución aún depende de nosotros, pero el tiempo se agota”, asegura.

El rol de la educación

Loica

Loica

Una solución a este tema vendría de la mano de la educación, aspecto que Eduardo Pavez considera fundamental. “Casi todo lo que determina la personalidad de un ser humano se incorpora en los primeros años de vida y desde este punto de vista es fundamental conseguir marcar a los niños con la naturaleza. Pero la estrategia no pasa por entregarles información ni planteamientos que se basan en la razón. Lo que marca a los niños, y que incluso puede generar cambios de conducta en gente mayor, tiene más que ver con la emoción que con la razón”, indica e invita a llevar a los más pequeños a la naturaleza para que la sientan a través de sus sentidos: “Que jueguen en la tierra, bajo el sol o la lluvia, que la sientan como parte de ellos y de su historia de vida, aunque sea por momentos, pero momentos significativos”.

Esta, afirma, sería una manera de combatir la desconexión actual que existe entre el ser humano, eminentemente urbano, y la naturaleza. “Eso no se aprende, eso se tiene que sentir. Ese es el desafío”.

En esa línea, para acercarse al mundo de las aves, conocerlas, respetarlas y protegerlas, es importante entender qué podemos sentir frente a ellas. “Cuando sintamos que las aves son bellas, que su vuelo, sus colores y sus cantos enriquecen el mundo y contribuyen a la felicidad, entonces surgen de forma espontánea infinitas preguntas, reflexiones y enseñanzas. Y no solo con las aves; la contemplación de la naturaleza nos enseña sobre nosotros mismos, sobre los demás, sobre la forma en que debiéramos enfrentar este instante único y efímero que es la vida”.

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