Qué duda cabe de que los primeros 6 o 7 años de vida de una persona implican una transformación total: pasamos de ser un recién nacido totalmente dependiente a ser un niño o niña que camina y corre, que se alimenta solo, que interactúa con otros, que habla y que piensa. Todas estas conquistas implican un camino, un aprendizaje continuo, un proceso. El cómo se recorra ese camino determinará muchos aspectos de nuestra vida en el futuro.
El Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC – UNESCO), lanzó en noviembre un estudio titulado “Anidando entre palabras. Orientaciones para el fomento de la lectura en la primera infancia”. Sobre la base de que esta etapa de la vida es crucial para el desarrollo de niñas y niños, este estudio considera la adquisición del lenguaje como determinante para la conformación de la subjetividad del niño, su relación con los otros y el desarrollo de su pensamiento. En este contexto, el contacto temprano con la cultura escrita permite familiarizarse con el vocabulario y las estructuras propias de la expresión verbal, así como desarrollar habilidades básicas para el aprendizaje.
Sin embargo, no se trata de enseñar a leer de manera precoz a los pequeños, si no de incorporar canciones, retahílas y versos acompañando los distintos momentos del día, así como leerles y dejar que exploren los libros. Todo esto naturalmente despertará en ellos el interés por el lenguaje y por el tesoro que se esconde en el interior de los libros.
Este estudio entrega orientaciones para los adultos que se relacionan con niñas y niños pequeños para la realización de actividades relacionadas con la lectura, la oralidad y la literatura, ayudando entre otras cosas, a seleccionar material de lectura y a adecuar un lugar apropiado.
