A fines del siglo XIX y principios del XX, mientras se conformaban las “patrias y naciones”, que por supuesto implicaba excluir a los diferentes, se cometía en Tierra del Fuego unos de los más crueles genocidios conocidos.
Colonos chilenos, argentinos, ingleses, con la ayuda de algún mercenario rumano y con el silencio cómplice del gobierno argentino y chileno, exterminaron en masa al Pueblo Selknam, uno de los principales habitantes de la Isla.
Los asesinos (Poper, McLennan, Bond, Cameron, Hyslop, McRae, Wales) podían cobrar su sueldo a sus jefes, autores intelectuales de la masacre, si presentaban la oreja del indígena muerto o el seno cercenado de la mujer asesinada. Los cráneos también tenían valor, eran enviados al Museo Antropológico de Londres, el que pagaba 4 libras por cabeza.
Matar “indios” era un deporte, los mercenarios se sacaban fotos con los recién asesinados mientras otros disparaban a mujeres y niños que arrancaban horrorizados. Desde los barcos que cruzaban el estrecho de Magallanes, los marineros hacían práctica de tiros utilizando como blancos a los selknam reunidos íntimamente en torno a sus fogatas. En otras ocasiones los asesinos introducían estricnina en las ballenas varadas, lo que generaba muertes grupales horribles entre los selknam que tenían en ese animal su fuente de alimentación básica.
La razón del exterminio: ¿eliminar a todos los que pudieran oponerse a la explotación de la tierra por parte de las nacientes y millonarias sociedades ganaderas? O ¿tan solo una expresión más de la maldad humana o peor: de la banalidad de esa maldad?
Hoy mediante inteligencia artificial hemos podido “revivir” a algunos de los integrantes de este pueblo asesinado y olvidado, para honrar su memoria y para que las propias víctimas del genocidio intenten expresar a través de sus miradas, los horrores que cuenta el viento.
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Textos, investigación y videos de animación de Juan Francisco Bascuñán Música de Daniel Gong Edición final de Goose & Hopper
Fuentes: Wikipedia www.memoriachilena.cl Investigación propia Para la animación de las imágenes se usó la plataforma My Deep Heritage