POR JOCELYNE OLIVARES JIMÉNEZ
Las actuales preocupaciones del sistema educativo radican en la potencial mejora de “aquello que se enseña” y de “la forma en que se hace”, atendiendo la brecha social, económica y cultural existente a nivel nacional y latinoamericano. Cabe señalar, que no solo es una preocupación sino que desde hace algunos años, se ha venido impulsando un proceso de transformación profunda del sistema educativo, concretizado en acciones para disminuir la desigualdad y la exclusión, a través de leyes (Ley 20.845 Inclusión escolar), decretos (Decreto N° 170/2009, Decreto N°83/2015) y orientaciones técnicas de estos mismos, indicando como punto de partida la diversificación de la enseñanza y aprendizaje, promoviendo con ello nuevas formas de educar, con mayores oportunidades de acceso, múltiples modos, estrategias e instrumentos para el aula.
La concreción de esta concepción de educación para todos, solo puede ser posible con el aporte y participación colaborativa de los diferentes actores en el sistema educativo, lo cual implica una serie de acciones por parte de autoridades, académicos, directivos, docentes y editoriales.
En el caso de los docentes la misión de acompañamiento y andamiaje está puesta en innovar en sus prácticas pedagógicas y así responder a la multiplicidad de necesidades y trayectorias educativas de los estudiantes, teniendo en cuenta que el aprendizaje y las posibilidades de acceso al mismo, no han de basarse en oportunidades de diferenciación, sino más bien de búsqueda de caminos comunes que se diversifiquen atendiendo a las distintas necesidades (Parrilla, 2008). Por lo tanto, considerando que todos aprenden a su ritmo y estilo individual, es imperante dejar atrás las prácticas pedagógicas homogeneizadoras, transformándolas en acciones que ofrezcan a los y las estudiantes distintas experiencias de aprendizaje, que a su vez sean significativas, pertinentes y extrapolables a la vida cotidiana.
Para lo mencionado los agentes educativos deben conocer los diferentes ritmos, intereses, características y necesidades de aprendizaje de los estudiantes en la sala de clases, es decir, contextualizar la enseñanza y mediar a través de los conocimientos previos de los alumnos y las alumnas. Por consiguiente, requieren identificar, seleccionar y adecuar los recursos para el aprendizaje, estableciendo la pertinencia de los instrumentos, estrategias pedagógicas, materiales educativos, recursos tecnológicos y análogos, uso de TIC, entre otros, que aumentan la capacidad de la escuela para responder a la diversidad.
Es ahí donde impacta la labor de las editoriales y nos pone en tela de juicio los medios, los modos y vías de acceso a la información por la cual se estimula el aprendizaje, cuestionando ¿cuáles son los medios de presentación y representación que se ofrecen?, ¿son diferentes entre sí, en qué son diferentes y por qué?, ¿los textos literarios proporcionan información auditiva, visual, corporal y táctil o se está atendiendo una única forma?, ¿qué se hace con estos textos?, ¿cómo se utilizan en las salas de clase?, ¿permiten activar los conocimientos previos significativos?
Si se espera que todos los y las estudiantes sin excepción puedan aprender los contenidos y objetivos ministeriales, hay que considerar que esto presumiblemente ocurrirá en la medida en que se les proporcionen las condiciones adecuadas para ello. Por lo tanto, los textos literarios deberían diversificar sus modos y medios de presentación, proporcionando múltiples vías de acceso, tales como formato papel, audiolibro, material didáctico para presentación kamishibai, cuentos con delantal, puzle cuento, entre otros. Dichos materiales han nacido desde la creatividad de las y los docentes a lo largo del tiempo; sin embargo, considerando su gran potencial, deberían ser proporcionados por las editoriales, abriendo el acceso al aprendizaje a todos y todas.
Pero no basta con hacerse cargo de los modos de presentación de los recursos literarios, sino también de aquello que contienen: las temáticas abordadas en los libros deberían tener un enfoque por y para la diversidad. En concreto los textos literarios deberían ofrecer un amplio abanico de temas pertenecientes a diferentes culturas y problemáticas actuales, tales como la vida familiar, los conflictos sociales, la migración y el tratamiento de temas como la muerte, el cambio climático, la escasez de agua, entre otros.
Con los nuevos escenarios sociales y culturales de las últimas décadas, es inminente una reestructuración de las acciones de los agentes educativos. Al respecto, cabe destacar las distintas iniciativas de Planeta Sostenible: el lanzamiento de audiolibros; textos en formato kamishibai; los más recientes “Sueños ancestrales” (Antología intercultural) de Alicia Salinas Álvarez, con Ilustraciones de Marcela Donoso Concha, el cual abre el acceso a conocer seis pueblos originarios del territorio nacional (Lickantay o Atacameños, Chango, Diaguita, Colla, Yagán y Kawésqar). Otro texto relevante es “Tolinga, la locomotora más linda” de Juan Francisco Bascuñán e ilustraciones de Carolina Monterrubio, que además está musicalizado en hip hop por Marta Mearin; esta narración contribuye a la conciencia planetaria desde la infancia, abordando la temática del desarrollo sostenible, el cambio climático y el patrimonio. Finalmente, el destacado libro de Rafael Rubio “El espíritu del agua”, con Ilustraciones también de Carolina Monterrubio, que plantea la crisis global del agua.
En definitiva, resulta necesario hacer un esfuerzo conjunto, abriendo puentes de diálogo entre editoriales, escritores, docentes y estudiantes, para lograr cambios contundentes en el sistema educativo, tanto en las aulas, como en los recursos que se elaboran. No se puede esperar que todas las decisiones provengan de las autoridades o de la academia. Para generar transformación social hay que ser comunidad y construir colaborativamente, visibilizando aquello que se enseña, cómo se enseña y para qué, dándole sentido y propósito a los instrumentos, herramientas y recursos empleados para el aprendizaje.
Texto de Jocelyne Olivares Jiménez, Educadora Básica de la PUCV, Magister en educación para la Inclusión, la Diversidad y la Interculturalidad, especialista en recursos para el aprendizaje de lectura y escritura. Participa y lidera proyecto de fomento lector. Actualmente es académica en el área de Literacidad Inicial en pre y postgrado.
Ilustraciones de Carolina Monterrubio.
