Sequías, tormentas, altas temperaturas, descongelamiento de los glaciares… la Ingeniero agrónomo y experta en el llamado proceso de adaptación frente al Cambio Climático, doctora Paulina Aldunce, analiza en esta entrevista los principales efectos del llamado Calentamiento Global en Chile, además de las posibilidades de mitigar y enfrentar este proceso que va en aumento.
Actualmente, conceptos como calentamiento global y cambio climático están integrados al conocimiento general. ¿Pero sabemos realmente a qué se refieren? En términos concretos tienen relación con el aumento observado en la temperatura del sistema climático de la Tierra y sus efectos. Un aumento progresivo y sostenido que se registra ya por más de 30 años, y que según explica Paulina Aldunce, académica del Departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales Renovables de la Universidad de Chile y doctora en Filosofía en Ciencias Sociales y Gestión de Recursos Naturales de la Universidad de Melbourne, Australia, en Chile es de alrededor de 1°C.
¿Y eso qué significa en la práctica? “La gente puede pensar que no es mucho, pero si piensas, 1° es la diferencia en que el agua esté como hielo o líquida. Por lo tanto, uno de los impactos más graves es la contracción de los cuerpos de hielo, ya sean glaciares o nieve en los volcanes, y también el aumento en la temperatura que afecta a las especies, tanto animales como vegetales, como también al humano”, explica la doctora Aldunce.
Si bien para algunas personas el proceso de calentamiento global es una idea lejana, el apoyo de la comunidad científica al concepto ha ido en aumento. Tanto así que en su quinto informe (AR5) el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) señala que en 2014 los científicos estaban más del 95 % seguros de que la mayor parte del calentamiento global es causada por las crecientes concentraciones de gases de efecto invernadero y otras actividades humanas.
“Quien quiera decir que eso no existe es lo que se llama un Mercader de la Duda, porque trata de sembrar dudas donde es imposible hacerlo”, afirma Paulina Aldunce. De hecho, agrega, en términos nacionales los efectos del cambio climático están claros y estudiados: “Tienen relación con la frecuencia y la magnitud de los eventos extremos que producen desastres, por ejemplo con lluvias más acentuadas, sequías prolongadas, y todo evento extremo relacionado al clima”.
Un tema preocupante en nuestro país, comenta la investigadora, es el aumento y prolongación de las sequías: “Llevamos una sequía de más de cinco años, la más extensa en términos climáticos y temporales que ha sufrido Chile, es decir, la que se presenta en la mayor cantidad de estaciones meteorológicas, con déficit que va más allá de un 30% en precipitaciones, y además la más larga que ha vivido el país”.
Frente a los hechos, es necesario buscar soluciones o modos de enfrentar el problema. La doctora Aldunce explica existen dos vías principales, una es la llamada “mitigación”, que es la reducción de los gases de efecto invernadero. La segunda, que vendría después, es la “adaptación”, es decir, los ajustes, tanto de la naturaleza como de los seres vivos que están en ella, para poder adecuarse a los impactos del cambio climático. Un área en la que la académica se ha especializado, específicamente en la resiliencia. “Significa la capacidad que tiene una entidad, ya sea una persona, una comunidad, un país, el planeta, para responder y poder recuperarse, poder ir mejorando en el tiempo, su capacidad de respuesta frente a agentes externos”, afirma.
El acuerdo de París y la responsabilidad individual
Para enfrentarse a los efectos del calentamiento global, la investigadora comenta que “el orden es primero, ver los impactos del cambio climático, ver quiénes son más vulnerables en términos de la población humana y de las especies naturales, y luego cuando tienes claros los impactos y la vulnerabilidad, puedes priorizar la adaptación y la resiliencia, a través de normativas, a través de los acuerdos internacionales”.
El Acuerdo de París es un ejemplo de esto último, y a juicio de la experta, se trata de uno de los más completos, porque obliga a los países a hacer estos cuatro pasos. Negociado durante la XXI Conferencia sobre Cambio Climático (COP 21) por los 195 países miembros, fue adoptado el 12 de diciembre de 2015 y abierto para firma el 22 de abril de 2016 para celebrar el Día de la Tierra, siendo Chile uno de los países que lo ratificó.
“El acuerdo de París va por ambas vías. Hay un compromiso tanto de mitigación, como lo es la reducción de los gases de efecto invernadero, como adaptación. Y esa firma y ese acuerdo es un tremendo avance a nivel internacional, porque lo que lleva es responsabilidades compartidas pero diferenciadas, es decir, hay más requerimientos para los países desarrollados que a los menos desarrollados”, asegura la académica.
Pero más allá de la firma del acuerdo, como país Paulina Aldunce considera que se ha avanzado muchísimo en los últimos años. Un hito importante, recalca, fue la creación del Ministerio del Medio Ambiente, que incluyó una oficina de cambio climático, que ahora es Departamento. A esto se suma el Plan de Acción Nacional de Cambio Climático (PANCC), que presenta acciones a realizar por los distintos ministerios y sus servicios, para tanto mitigar como adaptarse. “Ese es el instrumento de mayor jerarquía en términos de la dimensión política del cambio climático en Chile, pero además tenemos un Plan Nacional de Adaptación y cinco Planes Sectoriales de adaptación.
En ellos se definen las acciones, para conocer la vulnerabilidad de los impactos, que cada ministerio y servicio tiene que llevar a cabo, con responsables y con plazos temporales”.
Por la vía de la mitigación, afirma, Chile debería incorporar cada vez más energías limpias, más verdes, reciclar, reusar, “para poder disminuir el consumo y de esa manera disminuir la producción de bienes que son muy contaminantes de gases de efectos invernadero”.
En términos de adaptación -y también de mitigación- señala, es muy importante la creación y fortalecimiento de capacidades. Junto con esto, crear fuentes de financiamiento o postular a fuentes internacionales como el Fondo Verde del Clima. “También es importante que se informe a la población y se comunique la urgencia, que entienda qué es el cambio climático, como nos va a impactar y la importancia de tener conciencia y generar nuestras propias capacidades de adaptación en los distintos niveles de la sociedad”, acota.
Un buen ejemplo de esto fue la campaña de eficiencia energética realizada para que la gente reemplazara sus ampolletas antiguas, por unas de bajo consumo. “De la misma manera hay que hacer campañas de cambio climático, en que se logre introducir el tema en la población, que la gente entienda que esto no es solo algo que va a afectar a nuestros hijos o nietos en el largo plazo, es algo que nos está afectando en el día de hoy”.
Claro que no es un tema fácil de abordar. Para Paulina Aldunce, los grandes enemigos de este proceso de adaptación son las personas que no quieren reconocer que el cambio climático existe, porque tiene intereses creados. “Todos sabemos quiénes son, a nivel nacional e internacional. Hay un tema de conflictos de interés, porque cuando uno produce un bien, cambiar la energía con que se produce ese bien es muy caro”, afirma y comenta que una solución podría ser aumentar los subsidios de gobierno para que aceleren esa adaptación en los privados.
Si bien se han logrado avances, la doctora Aldunce considera que es necesario ir más rápido en los procesos, ya que estamos frente a una situación que va a gran velocidad. “El cambio climático es un proceso que vino para quedarse. Y aunque hoy día el mundo deje de emitir gases de efecto invernadero, lleguemos a cero, el sistema climático sigue cambiando, porque es un sistema. Por eso la adaptación es importante, porque lo que logra es disminuir el sufrimiento sobre todo de las poblaciones vulnerables al cambio climático, no lo anula ni lo hace desaparecer, pero lo disminuye en una proporción importante”, concluye.