El viernes 31 de octubre se presentó en la Estación Mapocho el Libro “El Álbum del Santa Lucía” de Benjamín Vicuña Mackenna. Estuvieron presentes en la mesa, Claudio Orrego, Intendente de la Región Metropolitana, Catalina Valdés, historiadora del arte e investigadora y Sergio Grez, historiador y académico de la Universidad de Chile.
La mesa fue moderada por Juan Francisco Bascuñán quien expreso las razones que impulsaron a la editorial a reeditar el libro. A continuación sus palabras:
“ En breves minutos les quiero comentar las razones que tuvimos para reeditar el libros y las reflexiones que nos surgieron una vez hecho este trabajo.
Lo primero que nos sorprendió al leer el original es que de alguna manera el libro contaba una historia muy particular y a la vez muy simbólica:
de cómo un peñón -que en gran parte de su historia había sido sagrado para los pueblos originarios-, se convirtió en un paseo público al estilo francés…
De cómo se vistió con adornos, la naturaleza indómita, dura y pétrea, que era el cerro, enarbolando la bandera de la modernidad y el higienisno. Esa manera de hacer ciudad tan propio de las nacientes repúblicas latinoamericanas.
Luego descubrimos que quien había escrito esta historia de la transformación del cerro había sido el propio autor del cambio, y de la transformación de Santiago en esa época: Benjamín Vicuña Mackenna, quien en su conocida “prosa histórica”, mezcla de historia y ficción, relataba a los lectores del Álbum, (destinatarios de su propaganda urbanística también), relataba con lujo de detalles:
– Qué cambios había hecho a esa piedra desnuda, a esa época completamente abandonada de su origen sagrado,
– Cuánto había costado en dinero esos cambios,
– Cómo se las había arreglado para hacer todo ello, lo que sin lugar a dudas habían sido acciones colosales, como por ejemplo subir el agua para el regadío de los nacientes jardines, por bombas hidráulicas y luego dejarla caer en forma de cataratas que ahora llegarían al Archivo Nacional por la calle Santa Lucia, ex Breton.
Sin embargo, lo que nos pareció más relevante del texto es que su autor explicita los fundamentos y razones de esa transformación, lo que nos permite visualizar el modelo de sociedad al que se aspirada, y la idea de modernidad que se quería para ese Santiago de 130 mil habitantes y 7mil casas en 1870.
Si a todo esto agregamos, que el visionario Vicuña Mackenna acompañó al texto una serie de imágenes – ordenadas a la manera de un álbum fotográfico- imágenes que hoy mantienen un calidad técnica y artística sorprendentes, uno no podía más que concluir que nos encontrábamos ante una joya bibliográfica que merecía ser reeditada y revisitada sin ninguna duda.
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Un libro así, tan completo textual y visualmente creemos se constituye además en un importante punto de referencia para poder reflexionar en torno a cuanto hemos cambiado desde esa época, 140 años atrás.
En materia de identidad, ¿Todavía seguimos mirando hacia Europa, como en gran parte lo hizo Vicuña Mackenna al definir la transformación del cerro?
¿Seguimos mirando hacia fuera para definir quienes somos?
o ¿ya hemos avanzado en apropiarnos de nuestro espíritu, como hijos de este conteniente americano rico en diversidad cultural y biológica?
En materia de igualdad ¿Hemos avanzado en resolver las desigualdades gigantes entre ricos y pobres que existían a fines del siglo XIX?
Vicuña Mackenna hablaba de un Santiago segregado, compuesto por una ciudad ilustrada opulenta cristiana, en oposición a la ciudad de los arrabales ( a chimba, chuchunco, la pampilla).
¿Esa desigualdad no se mantienen hoy de alguna manera en la desiguales oportunidades, en educación, en salud, en las relaciones entre consumidores y productores, entre empleadores y trabajadores?
En materia de diversidad ¿Hemos avanzado en comprender que las naciones fueron conformadas por crisoles de pueblos indígenas y por las numerosas migraciones de diferentes naciones del mundo y que por tanto la historia del cerro que hoy llamamos Santa Lucía, no nació con la llegada de los españoles si no que antes, mucho antes, el Huelen era un cerro
sagrado, venerado y sanador.
Claro está que a Benjamín Vicuña Mackenna no le correspondía resolver estos temas, el era hijo de su clase y de su tiempo, es a nosotros, 140 años después a quien nos corresponde reflexionar si hemos podido avanzar en los problemas sociales, e identitarios que ya existían a la época de la primera edición del libro que lanzamos hoy.
Esperamos que con esta edición popular de este magnifico libro abramos el interés de niños y jóvenes a seguir indagando acerca de nuestro origen, nuestro presente y nuestro destino”.