Ya inmersos en una era donde los 0 y 1, la interactividad y la gran red están presentes en muchos ámbitos cotidianos del ser humano, la pregunta sobre el futuro del soporte impreso ronda como un fantasma el mundo editorial hace años. Planeta Sostenible tomó la inquietud e invitó al experto mexicano en desarrollos digitales, Carlos Mondragón, a conversar sobre el tema en FILSA 2016.
En su edición n° 36, la Feria Internacional del Libro de Santiago, FILSA 2016, se enfocó en un tema crucial en el mundo actual: lo digital y las redes sociales. ¿De qué modo estos nuevos medios y soportes modifican la industria? ¿Cuál es su futuro frente a este nuevo escenario? Fueron algunas de las interrogantes planteadas. “No estamos con los profetas del mundo digital que creen en un futuro utópico, pero tampoco estamos con los dinosaurios del mundo literario que se aferran a un pasado que ya no volverá”, reflexionó Juan Francisco Bascuñán, director de Editorial Planeta Sostenible al inicio del conversatorio “El futuro del libro en la era digital: Adaptarse o desaparecer”, organizado el 28 de octubre en el marco de la Feria.
Para dialogar sobre el tema, la editorial junto a la Cámara Chilena del Libro, invitó al ingeniero electrónico mexicano Carlos Mondragón, doctorante en gráficas computacionales por el Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México, además de director y fundador de cinco empresas especializadas en la aplicación de la tecnología en la divulgación de la ciencia y difusión de la cultura. Entre ellas, Manuvo, ganadora de varios premios internacionales como el de la empresa más innovadora 2013 por UK Trade & Investment, mejor diseño de aplicación 2012 por The Next Web, y el Premio Banco Interamericano del Desarrollo, en noviembre de este año.
“No queremos entrar en esa discusión, nos interesa analizar el fenómeno (…) Mirarlo desde distintas perspectivas y ver cuál es el desafío y oportunidades de la literatura en la era digital”, agregó al inicio de la actividad Juan Francisco Bascuñán sobre un tema que no es ajeno a la editorial que encabeza, ya que entre sus productos cuentan con “Juan y Sofi”, una serie de recursos educativos digitales creados junto a Manuvo, para niños de entre cuatro y seis años, orientados a fortalecer distintos temas de matemáticas básicas a través de personajes cercanos, un lenguaje cuidado y relevante, escenarios cotidianos y ejercicios entretenidos.
Además, en el contexto de FILSA 2016, se presentó en un tótem dentro del stand de Planeta Sostenible la versión digital de “Saba”, cuento del filósofo y escritor hindú Rabindranath Tagore, editado por la editorial chilena con ilustraciones de Geraldine Gillmore. Una versión llena de sonidos, movimiento e interactividad.
En esa línea, y con respecto a la confluencia entre cultura y el mundo digital, Carlos Mondragón recordó los inicios de Manuvo: “A medida que aparecen nuevos aparatos en el mundo uno se va haciendo más curioso. La vocación estaba allí pero nos faltaba un propósito. La ciencia es rentable, es un mercado, pero sobre todo lo que motiva formar empresas es hacer algo el resto de tu vida. Entonces ahí fue cuando encontré que la cultura podía ser un motivo, pero además ayudar a difundir a través de los aparatos”.
Porque a juicio de Mondragón, una de las grandes ventajas del mundo digital es poder acercar temas incluso a los lugares más alejados. A modo de ejemplo, mientras llevar 300 libros a un pueblo alejado era sumamente difícil, llevar tabletas con esos contenidos no lo es. “Eso es un incentivo”, afirma Mondragón, quien ha sido consultor para el desarrollo e implementación de planes de negocios así como planes estratégicos en empresas de tecnologías de información, editoriales y creadoras de contenido, así como coaching para la implementación de metodologías ágiles en equipos de diseño y desarrollo.
“Hace cinco años se hablaba la desaparición del libro impreso. En ese entonces se entendía como el apocalípsis, pero ahora entendimos que es un soporte más, es decir, es otra manera de contar historias, pero ahora desde el mundo digital. No es una competencia”, aseguró el experto mexicano.
Como ejemplo relató la experiencia vivida con la versión interactiva del libro Blanco, del premio Nobel de literatura mexicano, Octavio Paz. “Un libro que se escribió de manera tan interesante que se puede leer de 128 maneras distintas, pero el libro impreso es una sola página de 10 metros de largo, y muy caro además. Entonces con esta tecnología podemos ayudar a encontrar estas distintas formas”, explicó.
Cuando se lanzó, la aplicación fue número 1 en descargas en App Store en 2011, y a la semana ya tenía 30 mil descargas. “O sea, en una semana tuvo el mismo número de descargas que tuvo en ventas el libro desde 1969 hasta 2011. Entonces vimos que es una manera de acercar cosas que de otra manera parecen inaccesibles”, destacó Mondragón.
Con respecto a las ventajas de las aplicaciones digitales, una de ellas, comentó, es que permiten ver otras cosas, entregar un contexto. Además, es un soporte multisensorial que tiene la capacidad de hacer nuevas ediciones sin tener que reimprimir.
Y en ese sentido entonces ¿se justifican los temores del mundo editorial con respecto a la posible desaparición del libro impreso? Mondragón considera que no, sino que las nuevas tecnologías contribuyen a desarrollar nuevos públicos. Así fue, por ejemplo, con una aplicación desarrollada por Manuvo para aprender mixteco, una de las lenguas originarias en México: “Fue un éxito en descargas. Cuando preguntamos por qué, nos comentaban que algo así no existía. Entonces estamos sumando públicos con cosas que antes no estaban”.
Algo similar ocurre con los periódicos. Señaló que ambos soportes, papel y digital, contienen historias, por lo que la labor del periodista, para llenar esos contenidos, no va a terminar. “Así como la labor del contador de historias no se va a acabar, pero la labor del editor si se va a transformar”, apuntó. ¿Y cómo se transformará? Haciéndose dos preguntas clave: para qué es el libro y para quién.
“La primera cosa relevante es definir cuál es el propósito del proyecto. Es cierto que hay muchos proyectos digitales que tienen como propósito promover o vender el libro impreso, entonces ahí tienes que tener claro cuál es el objetivo”, aseguró. Porque no es lo mismo desarrollar un proyecto de fomento lector, que un libro interactivo.
Es importante considerar también, destacó el ingeniero, que en el tema digital se compite con muchas cosas, especialmente con videojuegos.
Al dejar de ver la digitalización como un “enemigo”, planteándola como un soporte más, se pueden lograr importantes aportes, consideró Mondragón, especialmente en educación: “Creo que una gran ventaja de lo digital es la disponibilidad de los recursos. En la educación superior además es la posibilidad de tener clase o interactuar con alguien en otro lugar del mundo, de manera muy natural en el salón de clases o después de clases. Creo que eso está aportando en materia de educación, pero la discusión es durísima”.
También hay otros temas donde las aplicaciones digitales son un gran aporte, como la inclusión y la interculturalidad. “En Manuvo desarrollamos justamente la idea de ayudar con tableta a los niños con problemas visuales. Creo que el tema de inclusión, que serían niños con discapacidad, son una parte. Y también, que es lo que nos tiene fascinados, es el tema de las lenguas indígenas. El mismo dispositivo podría atender, en el caso de México a 64 lenguas, y hay 10 millones de personas en México que hablan una lengua”.
“Lo que viene ahora, pensando que estamos en una industria de contenido, los dispositivos digitales nos permite conocer mejor lo que quiere la gente, que quiere consumir, que quiere ver, que quiere leer, y si le sumas que las redes sociales permiten generar una conexión con tus lectores, entonces tienes un círculo que antes no existían. Ahora para los lectores tienen cara los editores y viceversa”.
“Sí, es posible y además hay para todos los gustos. El sol nace para todos y tenemos todos una oportunidad. Pero lo cierto es que la comunicación digital y el análisis de los hábitos de uso de las personas pueden ser muy interesantes para muchos propósitos, pero sobre todo para poder encontrar a quién le gusta lo que hacemos”.
No creo que vaya a desaparecer, pero sí puede cambiar la manera en que se produce o distribuye. Esto lo podemos ver en otra industria, como la impresora 3D, en la que hay cosas que ya no vamos a comprar fuera sino que las vamos a hacer en la casa. De hecho es posible, y ya hay servicios en Europa y Estados Unidos de impresión bajo demanda. Es decir que no hay un tiraje, sino que imprimo lo que ya vendí. Creo que no va a desparecer, porque el libro como objeto es maravillosos, y creo que aún los nativos digitales van a querer seguir leyendo en papel.
“La respuesta de adaptarse o desaparecer, es más bien expandirse. Porque están todas las historias ahí, para ser contadas de muchas maneras, entonces la respuesta sin duda es adaptarse”.