TOPANGA EARTH DAY, una cápsula del tiempo

Por Melanie Cross, periodista.
Fotografías : Hernán Azocar.

El Día de la Tierra es una celebración por todos conocida pero asumida por pocos. En las alturas de una montaña paciente, donde sus habitantes pueden vivir la ilusión de detenerse en el tiempo, se celebra como si nos regalaran 50 años de historia, en reversa. Mirando hacia el noroeste, entre el mar y el centro, la ciudad de Los Ángeles, California, se divide por la montaña de Santa Mónica. En ella se encaraman diversas comunidades que se distinguen entre sí, pero que comparten la necesidad de vivir lejos del caos que encierra el cemento a sus pies. Una de ellas es Topanga, un pequeño pueblo ubicado a 300 metros de altura. Un poco menos de 9 mil personas conforman su bohemia realidad, que en el lenguaje de los primeros habitantes indios, significa “Por sobre el lugar” o cielo, si se quisiera darle un paralelo cristiano. Este pueblo se estableció a finales de 1880, cuando los Trujillo y San Martín tuvieron el coraje de hacer suyos el ofrecimiento español de que luego de permanecer un año en el área, heredarían 100 acres. Siendo pastores, se hicieron de un terreno que hasta hoy pertenece a sus familias. 134 años después, es allí donde se celebra una de las versiones hippies más auténticas del Día de la Tierra: Topanga Earth Day. Más de 4000 personas se reúnen a rendirle honores sin vergüenza ni tapujos. Y es que Topanga, junto al pueblo de Malibú, fueron abrigo de cientos de hippies durante los años 60. Y esa huella aún se divisa entre la paz contenida por sus viejos y protegidos robles. Junto a la compañía de bandas y solistas, Topanga Earth Day expone diversas propuestas alternativas. Entre ellas, cocinas solares, paisajes comestibles, puestos de sanación, flujo espiritual a través del sonido del gong, carpas nativas, meditación, masaje, comida orgánica, entre otras. Un placer a los sentidos. Los hippies que van quedando en el área y sus alrededores se dejan llevar por el baile entre el viento y las hojas de roble. Merodean como si les perteneciera el paso por sobre la Tierra, felices de verse representados. Todo huele a incienso y hierbas. Los niños corren sin que a nadie le moleste. Hasta hoy, los hippies, esos que te saludan haciendo el signo de la paz y te marean hablando del amor por sobre todas las cosas, encuentran hogar en esta montaña. Y Topanga Earth Day permite verlos expuestos, celebrando, creando. Una hermosa ventana a algo que nació aquí, en California, Estados Unidos, y que marcó al mundo con una alternativa a la muerte y el desespero.

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